Resulta que Alejandro Fernández ofreció un concierto en San Luis Potosí y mientras permanecía en la ciudad fue invitado por Cesáreo Carvajal Guajardo, secretario de seguridad Pública, a la academia de Policía de San Luis Potosí a practicar el tiro al blanco.
Como si no quedara de manifiesto en el desempeño de los policías la necesidad de ser capacitados, el funcionario prefirió invertir su mañana en dar adiestramiento personalizado al cantante, quien definitivamente no será el que responda por los potosinos en alguna situación de riesgo.
El funcionario decidió pasar la mañana del sábado con el Potrillo y su novia, paseándolos por la academia y luego invitarlos a comer, como si los niveles de inseguridad no fueran suficientemente graves como para invertir una mañana de sábado tratando de aminorarlos.
Aun no se sabe de dónde provenían los recursos para la comida ofrecida a Alejandro y si los cartuchos que empleó el cantante eran propiedad del Estado, pero hasta el momento Carvajal Guajardo ha preferido guardar silencio al respecto y si tuviera algo que decir que lo dejara libre de culpa ya lo hubiera hecho ¿o será que tan solo decidió no hablar por pena?, porque el asunto no es para menos.
Obviamente la visita de Fernández y de su novia provocó críticas al funcionario, y ¿cómo no? el gobierno estatal se queja de que ya no tiene dinero para obra pública, apenas se ocupan de cambiar los focos de luz mercurial fundidos, pero sí hay tiempo y recursos para agasajar a los invitados de los trabajadores.
Alguien debería recordarle al secretario que la ciudadanía le merece una explicación, y mientras se decide a darla, los potosinos tendrán que lidiar con el hecho de que tienen un secretario de seguridad Pública que prefiere adiestrar a personajes de la farándula que a los elementos de su departamento.
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